jueves, 27 de octubre de 2011

El piano revelde de Enrique Villegas (Parte 2)

                                                                                  Extraido del libro Jazz al sur
                                                                                              de Sergio Pujol

...Batuta en mano, aquella tarde en Breyer Villegas rememoro para si sus inicios en el jazz, con la Badington jazz, la Pennsylvania de Antonio Benedicto, los Rhythm Kings de Dalo y el choque con Armani por criterios irreductibles. No seria aquella la única controversia musical; su vida estaría signada por la aspereza, nunca por la amabilidad, Ya en 1934, el chico que había interpretado a rapsodia Gershwin en el salón del consejo nacional de mujeres fue señalado por la critica como muy musical, “Pero de técnica heterodoxa y desprolija” Tal vez sintió entonces que el reino del jazz, que había descubierto a los 10 años, la heterodoxia y la desprolijidad no son pecados capitales como en la música académica. En cualquier caso Enrique se sintió atraído por la música de Duke Ellington, y agrego al panteón de sus predilecciones al pianista Art Tatum. Con su ritmo y relajado a la vez, con sus timbres de neblina, con su instrumentación tan osada y las melodías encantadas del saxo de Johnny Hodges, la música de Ellignton fue la experiencia iniciática del joven Villegas. Por eso quiso rendirle tributo 1941 con “Jazzeta”.









Esta vez, la critica lo trato con admiración. “Jazzeta” gusto mucho – se estreno en el teatro Casino, con Carlos Garcia como solista de piano- pero gusto el estilo de Villegas como corriente autóctona dentro del jazz argentino. La revista Sintonía suspendió por un momento sus informaciones desde las pistas de baile para celebrar aquel nacimiento musical.

Embraceable You, tema incluido en Enrique Villegas Trio en New York 1955



"Hemos sido sorprendidos por un trabajo musical de meritos poco frecuentes que debemos a la adelantada pluma del pianista Enrique Villegas. Con la base de la popular canción mexicana el nombrado a obtenido, luego de un valioso arreglo, una pieza de jazz orquestada con singular maestría y armonía, en la que debe admirarse los tonos, la habilidosa distribución de las voces y la fertilidad de ideas expresada dentro de una dignísima línea constructiva”

Poor Butterfly tema incluido en Enrique Villegas Trio en New York 1955


A lo largo de la década del 40, Enrique Villegas llevo a la practica las condiciones no siempre convergentes de rigor instrumental y libertad creadora. Hizo de todo, siempre en el nivel mas alto, aunque su música pudiera triunfar o fracasar según humores propios y ajenos. Participo en jam sessions con músicos un poco mas jóvenes que el, que ya lo veian como un viejo maestro un tanto extravagante y nunca aburrido. Fue amigo de Jorge “bebe” Eguia, el compañero ideal, y se encargo de difundir su nombre hasta fijarlo en molde de leyenda.

Lazy Bones tema incluido en Enrique Villegas Trio en New York 1955


jueves, 20 de octubre de 2011

El piano revelde de Enrique Villegas (Primera parte)

                                                                              

Aquella tarde de 1941, algunos curiosos se dieron una vuelta por los estudios de grabación Breyer. La banda allí reunida parecía un verdadero seleccionado del jazz en la Argentina. Las partituras reposaban en los atriles mientras los músicos practicaban las partes mas difíciles. Justamente había partes para Dante y Enrique Varela, Booker Pittman y Juan Salazar.

El cerebro que había planeado aquella congregación era un pianista joven, egresado no hacia mucho del conservatorio de Alberto Willans. Se llamaba Enrique Villegas (1913-1986) y en el ambiente musical se lo tenía como a un tipo difícil y algo soberbio. Seis años antes había discutido con Eduardo Armani sobre como debía tocarse una pieza de jazz. Su breve ficha técnica contaba con algunas anécdotas de genio precoz la ejecución en publico de "Raphsody in blue (que casi nadie quería tocar " el afirmaba ser el segundo interprete en el mundo en hacerlo) ; un gusto obsesivo por la música de Duke Ellington, y en simultaneo una fascinación por el tango en la línea decariana.

 
Más allá en el tiempo, la biografía de Villegas registraba una vida escolar poco feliz y un secundario interrumpido por la música. “La rabona me la hacia para ir al conservatorio del padre de Rene Cospito tocar jazz y hacer jazz con el”, recordaría Enrique en su vejez.

    
      “En cuarto año del normal Mariano Acosta falte tanto por ir al conservatorio, que quede libre. Mi familia se enojo mucho, pero yo les dije: no quiero estudiar porque si estudio voy a ser como la mayoría de los entupidos que conozco, que les llaman hombres de provecho, abogados, médicos, arquitectos, ingenieros, chorros…Yo quiero ser pianista. Y lo que paso es que lo fui. Y de oveja negra pase a ser el adorado


 
Hijo único, huérfano de madre a los 6 meses y confiada su primera educación a una tia, Enrique se salvo por el piano.


        “Cuando mi padre se caso por segunda vez me llevo a La Plata  a vivir con el y su nueva mujer. Pero esta se le murió también…Por entonces yo ya tocaba el piano y pronto egresaría del conservatorio Willams. Actue con Martinez Ledesma y la gente me decía que lastima que le guste el jazz, cuando toca tan bien folclore. Pero yo tocaba jazz desde antes. Tocaba clásico, jazz, folclore, tango. Toda la música del mundo toco yo y la toco como es. Cuando quiero tocar jazz, imito a los negros americanos. Cuando quiero tocar cubano, imito a los negros cubanos. Cuando quiero tocar brasilero, imito a los negros brasileros., y cuando quiero tocar tango, imito a los uruguayos.”  

Autor Sergio Pujol